11/01/2008

El detalle

Parece que todo lo que nos rodea va perdiendo importancia según va disminuyendo de tamaño. Si algo es grande y se ve bien debe ser importante. Nada más alejado de la realidad. Lo pequeño y minúsculo a veces tiene tanta importancia o más que aquello que podemos tocar y sentir directamente.

La sutileza de algo minúsculo casi nunca se puede ver reflejado en algo de gran tamaño. Igualmente ocurre con la delicadeza; casi nada es delicado si sobrepasa el tamaño de la palma de nuestra mano. Esto se puede comprobar fácilmente si miramos con atención todo lo que nos rodea. Podemos ver una planta en su conjunto o podemos prestar atención a una de sus hojas, a sus nuevos tallos, a las gotas de rocío posadas sobre sus tallos y hojas... cosas que pasan desapercibidas si no miramos con detenimiento.

Hace años iba de pesca con unos amigos de vez en cuando. Por el sitio donde habitualmente íbamos a pescar no solíamos capturar peces grandes, aunque alguna vez caía alguno de tamaño mediano. Yo, al ser bastante novato no tenía tanta suerte como lo demás, pero con un poco de suerte podía capturar alguno que merecía la pena.
Un día, estando en el mismo sitio de siempre, el azar hizo que picase en mi anzuelo un pez de unas dimensiones bastante considerables. Era un pez grande y hermoso. Al principio me alegré ya que nunca había capturado nada parecido, pero al ponerlo en el suelo empecé a fijarme en el animal que tenía enfrente y que luchaba por respirar. Me fijé en sus ojos, en sus agallas, en su boca, en su cola y aletas. Todo era precioso y esplendoroso. Empecé a dudar sobre si tenía derecho a hacer eso. Realmente fue en ese momento cuando fui consciente de lo que estaba haciendo. Hasta ese momento un pez pequeño carecía de valor, era algo insignificante y "desechable", algo que por ser pequeño no tenía atributos que pudiera considerar de valor. Por supuesto me equivocaba.

No he vuelto a pescar desde entonces y aunque sí que como pescado, intento apreciar todo lo que tengo en mi entorno por el valor que posee cada cosa que veo. Miro por lo rincones, por arriba y por abajo, busco el detalle y lo peculiar. Siempre aparece algo que me sorprende y que no estaba a la vista. Aprendí a apreciar cada cosa por lo que es y no por lo que aparenta.

No hay comentarios: